martes, 9 de junio de 2009

Arte de China

Desde los orígenes de la historia china se crearon objetos en bronce, jade y hueso, que recogieron el espíritu y efecto buscado en los rituales chamanistas.

Estas formas en bronce y jade muestran por primera vez uno de los principios esenciales del arte chino: la síntesis entre el espíritu creador artístico y la función social y jerárquica a la que estaban destinados desde su concepción. El primero de ellos se mostraba en la exquisitez de las formas, en el origen de los temas decorativos tomando como paradigma las fuerzas de la naturaleza y su acción sobre el espíritu humano, y en el gran conocimiento técnico de los materiales que ha caracterizado todas las formas artísticas.

Como complemento tanto la diversificación de las formas como la iconografía con la que se adornaban correspondían a los principios de jerarquización social y uso ritual que caracterizó los inicios de la civilización china con la Dinastía Shang y la Dinastía Zhou. En esta última dinastía surgen las escuelas de filosofía que profundizando sobre la relación del individuo con su entorno y la consideración social del mismo, establecerán los fundamentos teóricos sobre los que siglos más tarde se desarrollaría la teoría china del arte.

Nos referimos fundamentalmente al taoísmo y el confucianismo, sino por ello afirmar que existe una clara división entre lo que algunos consideran arte taoísta como manifestación disgregada de un supuesto arte confuciano.

Contenido

El trazo y la pincelada en el arte chino

Es cierto que la poesía, pintura y caligrafía representan todas ellas a través del pincel, la esencia misma del pensamiento artístico taoísta, pero no hay que olvidar que incluso estas artes sublimes tuvieron su función social, su jerarquización y en consecuencia participaron del pensamiento confuciano.

Estas eran el arte con mayúsculas,=o reservado a una clase intelectual formada en los clásicos, y la tradición, donde se reconocía y valoraba al artista y la obra de arte en su unidad y no como producto social. Desde la primera escritura tratada artísticamente y convertida en arte de la caligrafía por Wang Xizhi en el siglo IV d.C. hasta los últimos heterodoxos de la Dinastía Qing, los pintores Zhuda y Shitao, la caligrafía, pintura y poesía han estado unidas en unos mismos principios técnicos y estéticos.

Los instrumentos básicos -tinta, papel, pincel y tintero-,la formación clásica, y la búsqueda del ritmo, espontaneidad y expresividad basados en el trazo, la pincelada y el vacío han sido los elementos comunes a partir de los cuales se han desarrollado diacrónicamente a lo largo de los siglos.

La palabra, el carácter es considerado como una imagen, como la abstracción de una idea y concepto, y la imagen pictórica en la que se reconoce tanto a un carácter como a un paisaje se lee como una palabra, fusionándose así el pensamiento artístico en poesía-caligrafía-pintura.

El gusto por los materiales en el arte chino

Seda china.


Algunos de estos materiales mencionados se desarrollaron de una manera casi única en un contexto histórico determinado, mientras que otros se adoptaron a nuevos usos y formas. Así observamos que el bronce y el jade son característicos de las dinastías Shang y Zhou, ligados siempre al ritual y a la representación social.

La laca y la seda coinciden en asociarse con el momento histórico de expansión política y cultural del imperio chino durante la dinastía Han (206 a. C.- 220 d.C.), siendo también los primeros materiales sobre los que se diseña pensando únicamente en la belleza del objeto y no en su uso ritual.

A partir del reinado de Qin Shi Huang la cerámica, cuyas primeras formas aparecieron en el Neolítico sirviendo en muchos casos de referencia a las formas en bronce, adquiere un mayor valor al realizarse con ella la reproducción del gran ejército imperial con el que el emperador quiso proteger bajo tierra su mausoleo.

A partir de entonces, la cerámica (arcilla, terracota, gres y porcelana) se vuelve, gracias a la capacidad de organización laboral de los centros alfareros, las innovaciones técnicas y la habilidad de los artesanos en el material más versátil y polisemántico de todos.

Desde la sencillez del barro cocido y pintado el alfarero chino ha sido capaz mediante la aplicación de vidriados y técnicas decorativas y el control de la cocción una inmensa variedad formal y tipológica, capaz de satisfacer todos los gustos y necesidades.

La carestía de otros materiales (bronce, jade), hizo que a través de los barnices se intentará buscar los efectos cromáticos y plásticos de otros materiales. Así el barniz de óxido de hierro tratado en atmósfera reductora, producía una gama cromática del verde-oliva al azul lavanda con la que se pretendía imitar el aspecto del jade. Esta técnica decorativa conocida en China desde la Dinastía Han perduró hasta el siglo XX, siendo rebautizado el color verde de estas piezas por los europeos con el nombre de celadón.

Las piezas en cerámica funerarias encontraron en la Dinastía Tang su mejor expresión con la aplicación, mediante inmersión y goteo, de tres colores o sancai.

En la Dinastía Song, se transformaron totalmente los usos y las formas de la cerámica. El conocimiento desde el siglo X del caolín -ingrediente necesario para conseguir la porcelana- junto con el desarrollo económico de esta dinastía y la búsqueda de una mayor exquisitez en el diseño de los objetos cotidianos por parte de la clase letrada, permitió la aparición de nuevos tipos cerámicos. Así se diferenciaban los productos destinados a uso imperial, frente aquellos solicitados por los letrados, los comerciantes y las comunidades monásticas.

El cambio del siglo XIII se vio reflejado en el campo artístico en su industrialización y su distribución en el exterior del país. El tipo cerámico azul y blanco, es el más característico de esta transformación, siendo sinónimo de él el nuevo repertorio iconográfico y el paulatino cambio en su distribución y concepción espacial que afectaría a todos los materiales.

La última dinastía mostró al mundo un gusto por la ornamentación, la exuberancia técnica y el alarde formal, en una variedad de formas y materiales, que reflejaban el nuevo gusto y estética de la Dinastía Manchú.

Arte para la representación y la colectividad

Buda tallado en piedra.

Junto a la delicadeza estética de los materiales señalados, pensados para disfrute particular y en algunos casos también como símbolo de posición social, existieron otras formas de entender el arte.

La escultura en piedra y la arquitectura en madera fueron los cauces a través de los cuales la sociedad se manifestó como colectividad profundamente jerarquizada.

La escultura en piedra se inició como majestuosa y representativa decoración de los caminos funerarios de las tumbas imperiales en la Dinastía Han. Grandes animales reales y mitológicos, representación de los estamentos sociales -letrados, militares, extranjeros, etc.- fueron los temas elegidos para dignificar el poder.

Por ello es un arte anónimo, creación de talleres colectivos, en donde la piedra se tallaba monolíticamente en cuanto material y concepto. De todo ello son muestra las esculturas que flanquean el camino de los espíritus de las dinastías Han, Tang y especialmente las Tumbas Ming, así como la escultura representativa de los palacios imperiales.

Pero la escultura tuvo también fines religiosos ligados a la difusión del budismo en China. Las grutas de Yungang, Longmen y Dunhuang, muestran el trabajo en piedra, ladrillo y estuco, que dio forma al panteón budista. En ellos se aprecia la influencia extranjera y su transformación o adaptación al gusto y estética chinos, como una de las mayores aportaciones de los intercambios producidos en la Ruta de la Seda.

La arquitectura palaciega, funeraria, religiosa y civil, partió de simples sistemas de construcción y distribución espacial, haciéndose principalmente eco de su carácter de representatividad.

Por ello, tampoco fue considerada como un arte creativo sino como una labor de artesanos, especialmente carpinteros y decoradores, donde no tenían cabida innovaciones en el diseño o en la técnica de construcción.

Entre los ejemplos más significativos de la arquitectura china se encuentran los palacios -Ciudad Prohibida, Palacio de Veracruz, Chengde-, y los templos -Templo del Cielo, Pagoda de la Oca salvaje-, en los que se aprecia la imbricación de todas los materiales artísticos y su doble función artística y representativa.

Arquitectura China

La arquitectura china se caracteriza por distribuir el espacio en unidades rectangulares que se unen para formar un todo. El estilo chino combina rectángulos de diferentes tamaños y en diferentes posiciones de acuerdo con la importancia de la organización del conjunto: utiliza el Feng Shui. Se distinguen claramente los distintos niveles y elementos. El resultado es un aspecto exterior impresionante, pero al mismo tiempo dinámico y misterioso.

En la arquitectura tradicional china, la distribución de las unidades espaciales se rige por los principios de equilibrio y simetría. El eje constituye la estructura principal. Las estructuras secundarias se sitúan a ambos lados del eje formando el patio central y las habitaciones principales. Tanto las viviendas como los edificios oficiales, templos y palacios se ajustan a este principio fundamental. En la distribución del espacio interior se reflejan los valores éticos y sociales de los chinos.

En las viviendas tradicionales, por ejemplo, las habitaciones se asignan según la posición de cada persona en la jerarquía familiar. La cabeza de familia ocupa el cuarto principal, los miembros de mayor edad de la familia de éste viven en la parte de atrás y los más jóvenes, en las alas izquierda y derecha; los más mayores en la izquierda y los más jóvenes en la derecha.

La arquitectura china se caracteriza también por el uso de una estructura de vigas y pilares de madera y un muro de adobe que rodea tres de los costados del edificio. La puerta y las ventanas principales se sitúan en el frente. Los chinos llevan usando la madera como uno de sus principales materiales de construcción desde hace miles de años. La madera representa la vida y ésta es la principal idea que la cultura china, en sus múltiples manifestaciones, trata de comunicar. Esta característica ha llegado hasta nuestros días.

El Palacio de la Suprema Armonía (太和殿) en el centro de la Ciudad Prohibida.

Gran pagoda del ganso salvaje.


Templo del Cielo - El Salón de la Oración por la Buena Cosecha.


miércoles, 3 de junio de 2009

Arte Islamico




Los inicios del arte islámico ( siglos del VII al IX )


Antes de las dinastías
Poco se sabe sobre la arquitectura antes de la dinastía Omeya. El primero y más importante edificio islámico es, sin duda, la casa del Profeta en Medina. Esta casa, más o menos mítica, fue el primer lugar donde los musulmanes se reunieron para rezar, aunque la religión musulmana cree que la oración se puede hacer en cualquier lugar.
La casa del Profeta tuvo una gran importancia para la arquitectura islámica, puesto que establece el prototipo de la mezquita de diseño árabe, formada por un patio con una sala de oración hipóstila. Este modelo, adaptado a la oración, no nació de la nada, podría estar inspirado por el templo de Husa ( Yemen, siglo II a. C. ) o por la sinagoga Dura Europos ( renovada en el año 245). Construida con materiales perecederos (madera y barro), la casa del Profeta no sobrevivió por mucho tiempo, pero está descrita con detalle en las fuentes árabes. Actualmente, la Gran Mezquita de Medina se eleva en el lugar donde supuestamente se encontraba la casa del Profeta.
Los primeros objetos islámicos son muy difíciles de distinguir de los objetos de épocas anteriores sasánidas y bizantinas, o ya omeyas. De hecho, el Islam nació en efecto, en las zonas donde el arte parece haber sido poco abundante, pero rodeadas de imperios notables por su producción artística. Es por ello que, en los inicios del Islam, los artistas islámicos utilizaron las mismas técnicas y los mismos motivos que sus vecinos. Se conoce, especialmente, una abundante producción de cerámica sin brillo, como lo demuestra un célebre tazón que se conserva en el Museo del Louvre, cuya inscripción nos asegura que su fabricación se remonta a la época islámica. El tazón proviene de uno de los pocos lugares arqueológicos que realiza un seguimiento de la transición entre el mundo preislámico y el Islam: El de Susa en Irán.[5]
El arte omeya
Artículo principal: Arte omeya


Mezquita de los Omeyas en Damasco
Bajo los Omeyas, la arquitectura religiosa y civil crece con la introducción de nuevos conceptos y diseños. De este modo, el plano árabe, con patio y sala de oración hipóstila, se convierte en un plano-modelo a partir de la construcción, en el lugar más sagrado de la ciudad de Damasco - en el antiguo templo de Júpiter y en el lugar donde estuvo la Basílica de San Juan Bautista - de la Gran Mezquita de los Omeyas. El edificio fue un importante hito para que los constructores (y los historiadores del arte) situaran allí el nacimiento del plano árabe. Sin embargo, recientes trabajos de Myriam Rosen-Ayalon nos sugieren que el plano árabe nació un poco antes, con el primer proyecto que se hizo para construir la Mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén.
La Cúpula de la Roca en Jerusalén es, sin duda, uno de los edificios más importantes de toda la arquitectura islámica, caracterizado por una fuerte influencia bizantina ( mosaicos con fondo de oro, plano centrado que recuerda el del Santo Sepulcro ), pero que ya tiene elementos puramente islámicos, como el gran friso con inscripciones religiosas del Corán. Su modelo no se propagó, y el que Oleg Grabar considera como el primer monumento que fue una gran creación estética del Islam, quedó sin posteridad.
Los Castillos del desierto en Palestina nos ofrecen mucha información sobre la arquitectura civil y militar de la época, aunque su función exacta está aún en estudio: ¿parada para las caravanas, lugares de descanso, residencias fortificadas, palacios con fines políticos que permitían la reunión entre el califa y las tribus nómadas? Los especialistas se esfuerzan por descubrirla, y parece que su uso ha variado en función del lugar donde se encuentren. Anjar fue una ciudad encontrada completa y que nos informa sobre un tipo de urbanismo aún muy cercano al de la antigua Roma, con cardo y decumano, como en Ramla.
Además de la arquitectura, los artesanos trabajaban la cerámica, a menudo no esmaltada, a veces con un vidriado monocromo transparente, verde o amarillo, y también trabajaron el metal. Sigue siendo muy difícil diferenciar estos objetos de los del período pre-islámico, los artesanos reutilizaron elementos occidentales (follaje vegetal, hojas de acanto, etc) y sasánidas.
En la arquitectura como en las artes mobiliarias , los artistas y artesanos omeyas no inventaron nuevas formas o métodos, sino que reutilizaron de manera espontánea las de la Antigüedad tardía mediterránea e iraní y las adaptaron a su diseño artístico, por ejemplo, mediante la sustitución en la gran mezquita de Damasco de los elementos figurativos que tenían los mosaicos bizantinos, por dibujos de árboles y ciudades. En los castillos del desierto se reflejan en particular estos préstamos y adaptaciones. La mezcla de tradición y readaptación de motivos y elementos arquitectónicos, fue creando, poco a poco, un arte típicamente musulmán, palpable sobre todo en la estética de los arabescos, presente a la vez que en los monumentos en los objetos o en las páginas de los Coranes iluminados.



El arte Abbasida


Copa con pétalos de rosa, ( siglo VIII / siglo IX ), Irán.
Con el desplazamiento de los centros de poder hacia el este, dos ciudades que serían sucesivamente capitales del Califato cobraron gran importancia: Bagdad y Samarra en Iraq. La ciudad de Bagdad no ha podido ser excavada porque está cubierta por la ciudad comtemporánea. La conocemos por varias fuentes, que la describen como una ciudad circular en cuyo centro se construyeron grandes mezquitas y palacios. Samarra ha sido objeto de varias excavaciones, especialmente de Ernst Herzfeld y más recientemente de Alastair Northedge. Creada por al-Mutasim, en el año 836, abarca unos treinta kilómetros 2, y tenía además de muchos palacios, dos grandes mezquitas y varios cuarteles. Abandonada definitivamente a la muerte de al-Mutamid en el año 892 nos ofrece un hito cronológico fiable.Samarra nos ha proporcionado una gran cantidad de mobiliario, especialmente estuco que servía como decoración arquitectónica y cuyos motivos pueden servir para la datación aproximada de los edificios. El estuco también se encuentra en el arte mobiliario desde el Egipto tulunida hasta Irán, sobre todo acompañando a la madera en la decoración.El arte de la cerámica conoció por lo menos dos grandes innovaciones: la invención de la fayenza y la cerámica de brillo metálico que perdurarán durante mucho tiempo después de la desaparición de la dinastía. En el Islam, se llama faience a una masa de pasta arcillosa, cubierta con un esmalte opaco tratado con óxido de estaño, y decorada. Las imitaciones de porcelana china se multiplicaron entonces gracias al óxido de cobalto, utilizado desde el siglo VIII en Suse, y que permite decorados en azul y blanco. El repertorio de motivos es todavía bastante limitado: motivos vegetales e inscripciones. El brillo metálico habría nacido en el siglo IX, tal vez por la incorporación a la cerámica de un producto ya existente y que era utilizado en el vidrio. La cronología de esta invención y de los primeros siglos es muy difícil y ha dado lugar a muchas controversias. Los primeros brillos metálicos serían policromados, sin imágenes y a partir del siglo X pasarían a ser figurativos y monocromos, si hemos de creer la opinión más comúnmente aceptada, que se basa, en parte, en el mihrab de la Mezquita de Kairouan. También se producía vidrio transparente u opaco, decorado por soplado en un molde o mediante la adición de otros elementos. Hay varios ejemplos de tallado de vidrio, el más famoso es probablemente el tazón de las liebres, que se conserva en el tesoro de San Marcos en Venecia., y la decoración arquitectónica en este material que ha sido hallada en Samarra.

martes, 26 de mayo de 2009

Arte Carolingio

El Arte Carolingio es el denominativo para el florecimiento artístico que, promovido por Carlomagno y su corte, dio nueva vida al arte de Europa Occidental que había llegado a un punto de extremo agotamiento.


Arquitectura  

Los conocimientos sobre arquitectura carolingia, de la que se conservan escasos monumentos, se basan en pruebas documentales, como grabados y dibujos, y sobre todo en datos procedentes de excavaciones que han permitido reconstruir la planta de algunos edificios. Las construcciones más importantes de la época carolingia son de tipo basilical, como la Basílica de Saint-Denis, de tres naves y que fue reedificada con caracteres góticos en el siglo XII. También es importante destacar las construcciones de planta central con bóvedas de origen oriental, como la Capilla Palatina de Aquisgrán, comenzada en el 798 y consagrada en el 805, inspirada en la iglesia de san Vital de Rávena.


También de planta central es la de Germigny-des-Prés.

   -CATEDRAL  DE AQUISGRAN








Pintura  

De la pintura, tanto de temas sacros como profanos, quedan pocos fragmentos, pero de extraordinario valor, en Saint-

Germain de Auxerre (Yonne) y en la cripta de San Máximo de Tréveris, así como las pinturas de San Juan de Müstair.


El único mosaico fue mandado construir en un ábside de un oratorio de Germigny-des-Prés.



La gran aportación carolingia es la construcción de monasterios benedictinos como el plano del monasterio de Sankt Gallen (Saint Gall), que se conoce a través de un dibujo. Son importantes las abadías de Corvey y de Fulda, así como el pórtico de Lorsch.







Evangeliario de Lorsch. San Juan Evangelista












Escultura

La escultura queda limitada a una función decorativa discreta, en capiteles clásicos donde la piedra toma protagonismo en lugar del mármol.


Quedan varias pequeñas tallas en marfil: las del "grupo de Ada", nombre de una hermana de Carlomagno, las del grupo de Liutardo (British Museum) y los de la escuela de Metz.


En el Museo del Louvre puede verse una pequeña estatua ecuestre en bronce de Carlomagno.


Entre las artes aplicadas, destaca la orfebrería, con esmaltes de influencia bizantina


CODEX AUREO


Arte Bárbaro

Indudablemente, uno de los hechos más importantes y trascendentes de la historia universal es la invasión de las tribus germánicas de la Europa occidental y la consiguiente caída del Imperio Romano de Occidente, momento que se considera el fin de la "Antigüedad Clásica" y se inicia la Edad Media.

En el mundo de la cultura, estas invasiones suponen un choque entre dos corrientes muy distintas: la cultura romana mediterránea y la cultura bárbara de los pueblos germánicos.

Este conflicto de culturas no se resuelve de manera generalizada hasta el siglo VII, cuando se produce una verdadera fusión y sincretismo entre ambas mentalidades, dando lugar a formas artísticas propias y a un humanismo peculiar que supone en definitiva la existencia de una nueva civilización europea.

Desde el punto de vista artístico, estas invasiones suponen la contraposición de dos concepciones radicalmente distintas: la concepción figurativa mediterránea y la abstracta del arte bárbaro.

La concepción figurativa mediterránea supone un arte especialmente apegado a la representación del hombre y la naturaleza.

La concepción abstracta bárbara supone un arte basado en el geocentrismo, donde las formas vivas (generalmente animales) no son más que un pretexto para crear una ornamentación. Esta concepción abstracta del arte se sintetiza en tres puntos:

  • Simetría
  • Estilización
  • Gusto por las materiales ricos en color

Este arte estilizado y geometrizado es el arte típico de los pueblos nómadas que circulaban durante los siglos V y VI a lo largo de inmensos territorios, desde las llanuras de Asia hasta el propio Imperio Romano.

arte geometrizado en un cancel visigodo

Este arte abstracto es propio e inseparable del nomadismo ya que necesariamente es un arte móvil. Es especialmente decorativo, aplicado exclusivamente al tejido para elaborar la indumentaria, al metal para elaborar el equipo del caballero, y al cuero para realizar los arneses de los caballos o las tiendas que utilizaban en sus esporádicos asentamientos.

La ausencia de ciudades estables en el mundo bárbaro explica la ausencia de arquitectura y de la representación del hombre y de la naturaleza a través de los bajorrelieves, estatuaria y pintura, que son los soportes habituales del arte mediterráneo, donde, por el contrario, la ciudad es la base de la sociedad.

Lógicamente, estos objetos del arte germánico imponen una estética muy estilizada y geometrizada (una hebilla o un escudo no permiten otra cosa). Así, el nomadismo es el que impone la elección del geometrismo y la estilización.

En consecuencia, la orfebrería es el arte que prima entre los pueblos bárbaros y encuentra su expresión a través de dos estilos: el zoomorfismo y el policromismo.

El zoomorfismo consiste en una decoración semianimal y semivegetal tan abstracta y geometrizada que termina siendo un simple entrelazo.

Algo típico del arte bárbaro es la geometrización de las figuras de plantas y animales.

El policromismo procede generalmente de los pueblos indígenas del Mar Negro. Es aquél que organiza la ornamentación mediante el uso de piedras y pastas de vidrio insertadas en el metal, buscando no tanto la belleza formal sino el efecto de color. Este tipo de tendencia al lujo barato es lo que se denomina la estética del gold and glitter, oro y brillo.

Otra característica del arte bárbaro: policromismo en la orfebrería


http://www.arteguias.com/artebarbaro.htm

arte otonico


Arte Otoniano



El arte otoniano es un estilo dentro del arte prerrománico. A este florecimiento de las artes se le ha llamado también "Renacimiento otoniano", en el mismo sentido en que se habla de "renacimiento carolingio" para hablar del florecimiento posterior a la coronación de Carlomagno en el año 800. Se desarrolla, principalmente en Alemania, desde mediados del siglo X hasta mediados del siglo XI, durante la dinastía sajona del Sacro Imperio Romano Germánico.

El arte otoniano funde tres tradiciones: las de la antigüedad tardía especialmente en el arte del norte de Italia, el período carolingio, y bizancio.




Principios del Arte Otonico


Este renacimiento de las artes y la arquitectura se produce bajo el patronazgo cortesano de Otón I de Alemania (936973), hijo de Enrique I el Pajarero, y sus inmediatos sucesores: Otón II (973983), y Otón III (9831002). Comenzó después del matrimonio de Otón con Adelaida de Italia (951), que unió los reinos de Italia y Alemania y de esta manera acercó Occidente al Imperio Bizantino, reforzando la causa de la unión entre cristianos con su coronación imperial en 962. Los emperadores posteriores residieron principalmente en el norte de Italia, llegándoseles a acusar de cierto abandono de los asuntos al norte de los Alpes. Ni Otón II ni Otón III pasaron mucho tiempo al norte de los Alpes, produciéndose durante sus reinados un arte fuertemente bizantinizado. A veces se considera que abarca también el reinado del último emperador de la dinastía, Enrique II, emperador a partir de 1014 y el primero que asumió el título de rey de los Romanos; rara vez se incluye dentro de este arte la época de la dinastía salia inaugurada por Conrado II en 1024. El término se circunscribe generalmente a la cultura de la corte imperial llevada a cabo en latín en Germania.[1]


El "renacimiento otoniano" se manifiesta especialmente en las artes y la arquitectura, revitalizadas por el contacto renovado con Constantinopla, en la reviviscencia de algunas escuelas catedralicias, como la de Bruno I, arzobispo de Colonia, y en la producción de manuscritos iluminados, la principal forma artística de la época, de un puñado de scriptoria de élite, como Quedlinburg, fundado por Otón en 936 y en la ideología política.
Las abadías imperiales y la corte imperial se convirtieron en centros de vida religiosa y espiritual, guiados por el ejemplo de mujeres de la familia real: Matilde de Ringelheim, la ilustrada madre de Otón I, o su hermana, Gerberga de Sajonia, o su consorte Adelaida de Italia, o la
emperatriz Teófano.



Objetivos del Arte Otoniano


Después de la coronación imperial de Otón I en 962, emergió una fe renovada en la idea del Imperio en el círculo inmediato de Otón I y una iglesia reformada, creando un período de fervor cultural y artístico. El arte otoniano fue un arte cortesano, creado para confirmar la existencia de un vínculo entre los emperadores y los gobernantes cristianos de la antigüedad tardía, como Constantino, Teodorico y Justiniano, así como con sus predecesores carolingios, en particular Carlomagno.


Esto se logró de diversas maneras. Por ejemplo, se representaba a los emperadores flanqueados por militares y eclesiásticos, imagen que resulta de una larga tradición iconográfica imperial. Así puede verse si se compara el retrato bizantino de Justiniano en el marfil Barberini, con el retrato de Otón III en los Evangelios de Munich de Otón III (Biblioteca estatal de Baviera, en Múnich, cód. 4453). Otro procedimiento popular para recordar el linaje imperial de Otón era quitar elementos arquitectónicos de antiguas estructuras de Roma y Rávena e incorporarlas a edificios otonianos. Tal era la intención de Otón I cuando quitó columnas, algunas de pórfido, y otros materiales constructivos, del Palacio de Teodorico en Rávena y los usó en su nueva catedral de Magdeburgo.



Pintura


Un pequeño grupo de monasterios otonianos recibieron el apoyo directo del emperador y los obispos y produjeron algunos de los más notables manuscritos iluminados medievales, la principal forma artística de la época.


La pintura otoniana se considera como un renacimiento, durante el siglo X, de la pintura carolingia, de la que toma su expresividad, fundiéndolo con la iconografía romana y bizantina, que aporta su típica solemnidad. Abundan entre sus miniaturas los paisajes, los motivos arquitectónicos y los retratos de emperadores. Otón quedó escandalizado por el estado de la liturgia en Roma, así que encargó el primer Libro Pontifical, un libro litúrgico que contenía tanto oraciones como instrucciones sobre el rito. La compilación del Pontifical romano-germánico, como se le llama actualmente, fue supervisado por el arzobispo Wilhelm de Mainz.
Los primeros manuscritos parece que se realizaron en la abadía imperial de Corvey, sobre el río Weser (Renania del Norte-Westfalia).


Después del año 1000 realizó manuscritos el scriptorium de Hildesheim.


En Tréveris trabajó el llamado Maestro del Registrum Gregorii (Musée Condé, Chantilly), o Maestro de Gregorio, en los años 970 y 980. Es responsable de algunas de las miniaturas del influyente Códice de Egberto (Codex Egberti) (Bibl. de Tréveris).


No obstante, la mayor parte de las 51 imágenes de este Códice de Egberto, un evangeliario hecho para el arzobispo Egberto de Tréveris en la década de los años ochenta del siglo X, se hicieron por dos monjes del más destacado scriptorium de la época: el de la isla de Reichenau, sobre el lago Constanza. El Codex Egberti es representa en sus imágenes el primer ciclo extenso de imágenes que narran los eventos de la vida de Jesucristo en Europa occidental, en una fusión de estilos que incluyen las tradiciones carolingias así como rasgos de influencias insulares y bizantinas. Ninguna otra obra caracteriza la imagen del arte otoniano mejor que las miniaturas que se originaron allí. Estos manuscritos producidos en el monasterio de Reichenau, lago Constanza forman parte, desde 2003, del Programa Memoria del Mundo. El scriptorium de Reichenau se especializó en ilustraciones del Evangelio en libros litúrgicos, muchos de los cuales eran encargos imperiales, como los Evangeliarios de Otón III (entre 997 y 1002, conservados en Aquisgrán y Múnich) y el Leccionario de Enrique II (principios del siglo XI, Biblioteca estatal de Baviera, Múnich, cód. 4452).



Arquitectura

La arquitectura de la época otoniana abarca desde mediados del siglo X hasta mediados del siglo XI. Viene precedida por la arquitectura carolingia y seguida por el románico, por lo que presenta cierta continuidad con el arte carolingio y anticipa soluciones posteriores.
Se inspira en la arquitectura
carolingia y bizantina. Entre las obras que repiten el modelo de la Capilla Palatina octogonal en Aquisgrán se encuentran Ottmarsheim (siglo XI, Alsacia) y el coro de la abadía de la Trinidad en Essen.
La arquitectura religiosa tiende a apartarse de un plan centralizado. Se conserva la inspiración de la
basílica romana. La arquitectura otoniana mantiene el doble rasgo carolingio terminado con ábsides a ambos lados del final de la iglesia. Entre las innovaciones de esta arquitectura se encuentra la elaboración y uso más amplio de galerías o tribunas, así como la alternancia en los soportes (pilares y columnas) según dos modelos: en el renano se alternan pilares y columnas, y en el sajón aparecen dos columnas entre los pilares.
El primer ejemplo de la arquitectura otoniana es la iglesia abacial de San Ciriaco de Genrode (959-63), aparentemente la primera en Europa que tuvo una tribuna sobre las naves laterales. Es una de las pocas construcciones que se conservan de la arquitectura a principios de la era otoniana.
Otras construcciones otonianas son las iglesias de Sta. Gertrude en Nivelles (1046,
Bélgica), la gran abadía de San Jorge de Oberzell, en Reichenau, San Miguel de Hildesheim (1010-33)



Escultura


No se produce escultura monumental, sino pequeñas esculturas en marfil y metal, principalmente bronce, embellecidas con gemas, esmaltes, cristales, y camafeos. En estas obras se funden las técnicas e iconografía bizantinas con el expresionismo típico del mundo germánico.


Las labores en bronce presentan un gran bizantinismo, especialmente después del matrimonio de Otón II con Teófano (972). Así, el taller de Hildesheim se relaciona con el arte bizantino del sur de Italia. Destacan las puertas en bronce de San Miguel de Hildesheim, con escenas del Génesis y evangélicas; unos candelabros de plata con figuras y una magnífica columna en bronce con relieves dispuestos en espiral. La técnica de fundición germánica se extenderá hacia Rusia y el norte de Italia.


Los marfiles siguen los modelos carolingios. Destacan las escuelas de Tréveris y de Fulda. Este arte está muy relacionado con la encuadernación de libros, pues formaban la decoración principal de las tapas. En el Museo Cluny (París) se conserva una placa de marfil que representa al emperador Otón II y su esposa, vestidos con traje de corte bizantino. Los marfiles otonianos influirán en el arte español del siglo XI.


Hay algunas imágenes en madera, con receptáculo para reliquias, como la Virgen de Essen (Catedral de Essen), recubierta de oro, y el crucifijo de Gero, (Catedral de Colonia). La estatua del relicario de la Virgen y el Niño es una obra maestra del taller de Tréveris, aunque actualmente se conserva en la catedral de Essen. Es un relicario de tres cuartos de tamaño de madera, cubierta por una lámina de oro, con ojos esmaltados y gemas engastadas en el halo del Niño. Por su parte, el crucifijo que está en la cámara del tesoro de la catedral de Colonia se cree que fue encargo del arzobispo Gero de Colonia (obispo en 976), que posiblemente sea la creación escultural más influyente de este período, con una fuerza que anticipa las vigorosas esculturas románicas.


La orfebrería sigue los modelos carolingios, si bien con mayor importancia de los esmaltes.


Destacan dos talleres: el de Tréveris, patrocinado por el obispo Egberto y el de Essen, creado por Matilde, nieta de Otón I, que fue allí abadesa desde el año 973 hasta 1001. Entre las piezas que se conservan de este período, cabe citar:


El altar de oro de Basilea, actualmente en el Museo de Cluny (París), de principios del siglo XI, donación del emperador Enrique II; hecho en madera de roble con oro.


La cruz de la abadesa Matilde en la catedral de Essen
Cruz de Lotario, en la catedral de
Aquisgrán.


El manto de Enrique II, en Bamberg, recamado en oro y seda sobre fondo azul, con el Zodíaco y temas religiosos.


Tapa dorada del Codex Aureus de Echternach (Museo Nacional Germano de Núremberg)
En la cámara del tesoro imperial, localizada en el
Palacio Imperial de Hofburg de Viena se conserva la gran corona imperial, uno de los más importantes objetos asociados a Otón I. Está formada por ocho grandes láminas, unas con piedras engastadas y otras con esmaltes en técnica cloisonné con figuras como la del rey Salomón. Sólo en Italia podía haber artesanos, formados en la tradición bizantina, que dominaran la técnica para realizar semejante obra. Lo más probable es que se realizara para la coronación de Otón I en Roma (962), sufriendo dos añadidos posteriores:


una pequeña cruz montada sobre la parte frontal, que seguramente se hizo para Otón II después de su sucesión en el año 973; y un arco que pasa sobre la corona, en el que hay una inscripción con el nombre del emperador Conrado II, coronado en 1027, por lo que a veces también es llamada "corona de Conrado II".

Notas
1. Kenneth Sidwell, Reading Medieval Latin (Cambridge University Press, 1995) considera que el final del reinado de Otón III marca el final de este estilo.